Durante las vacaciones, se producen muchos cambios en la rutina diaria y, sobre todo, en los hábitos alimentarios, ya que se producen numerosas modificaciones en los horarios, aumentan las comidas fuera de casa y se producen cambios en el patrón dietético.
Por esta razón, el inicio del curso es un buen momento para retomar hábitos saludables y volver al patrón de la dieta saludable. En este sentido, una correcta planificación de la alimentación puede ayudar a los niños a una mejor adaptación a la rutina escolar.
Empezar el día con un buen desayuno
Un desayuno inadecuado o insuficiente reduce el rendimiento físico e intelectual de los escolares y su capacidad de concentración. Además, el desayuno suele ser una de las comidas que más sufre el cambio de horarios ya que, con la vuelta al cole, vuelven los inevitables “madrugones”.
Si lo que falta es tiempo y apetito para hacer un desayuno completo (lácteos, cereales y frutas), podemos emplear el almuerzo de media mañana para complementarlo.
Planificar el almuerzo de media mañana
Enlazando con lo dicho anteriormente, es fundamental que los escolares realicen un pequeño almuerzo durante la mañana para mantener sus niveles de glucosa estables. Sin embargo, si este almuerzo es excesivamente abundante o se produce a una hora cercana a la comida, puede saciarlos en exceso y hacer que lleguen sin apetito a la comida del mediodía.
Para evitar esto, si el recreo está muy cercano a la hora de la comida, una pieza de fruta, un zumo, unas galletas o un pequeño bocadillo pueden ser más que suficientes.
Elegir la merienda en función de las necesidades energéticas
Las necesidades energéticas de los escolares varían en función de su nivel de actividad, el cual, a su vez, depende también de cada día. Los días de actividades deportivas deberemos ofrecerles una merienda más consistente, como un bocadillo de embutido magro o queso y un zumo o lácteo. En cambio, los días sin actividad física, bastará con una pieza de fruta o un zumo.
En este caso, una merienda bien planificada puede evitar problemas posteriores por falta de apetito durante la cena.
Cenas tempranas y de fácil digestión
Es necesario ofrecerles cenas ligeras, cocinadas de forma sencilla y a base de alimentos de fácil digestión (evitando las comidas grasas o especiadas), ya que éstas favorecerán una mejor conciliación del sueño y un buen descanso, el cual, les ayudará a soportar mejor los inevitables “madrugones”.