La varicela es una enfermedad causada por el virus “herpes zoster”, cuyos síntomas se caracterizan por la aparición de costras rojizas por todo el cuerpo, así como fiebre y tos durante todo el proceso de infección.
Casi todas las personas suelen padecer varicela durante la infancia, la cual, no supone más que una semana de picores y fiebre, sin embargo, en ocasiones, el virus puede llegar a alojarse en las terminaciones nerviosas y permanecer allí durante muchos años, hasta que se vuelve a manifestar, causando problemas mucho más severos, lo que se conoce como la “varicela tardía”.
Síntomas de la varicela tardía
Así pues, cuando el virus de la varicela se aloja en los ganglios espinales o craneales, y permanece allí escondido, un simple debilitamiento del sistema inmunológico, producido por alguna enfermedad o por el consumo de medicamentos como los utilizados en quimioterapia, puede ser aprovechado por el microrganismo para despertar e inflamar los nervios del organismo hasta afectarlos gravemente.
Los primeros síntomas se manifiestan como malestar general, escalofríos, fiebre, náuseas, diarrea y dificultad para orinar. Posteriormente, irán apareciendo ampollas llenas de líquido e irritación de la piel en la zona tronco, volviéndose hiper-sensible incluso con el roce de la ropa. Al cabo de unos 5 días, las ampollas empezarán a secarse y tornarse en costras.
A continuación, aparece un intenso dolor neuropático (dolor originado en los nervios) a la altura del tórax, a nivel lumbar y, en menor grado, en la cara. La dolencia es descrita, por personas que la han padecido, como una sensación quemante, parecida a las descargas eléctricas, llegando a ser insoportable e incapacitando a la persona durante meses.
Cómo tratar la varicela tardía
En la actualidad, no se conoce ningún método que permita predecir una posible erupción del “herpes zoster”, ni tampoco existe ningún medicamento aprobado que permita prevenirlo. Sin embargo, una vez que se ha manifestado, el tratamiento a seguir consiste en la prescripción de antiinflamatorios y neuromoduladores, medicamentos que actúan directamente en el cerebro, deprimiendo el sistema nervioso que produce el dolor.
A este respecto, diversos estudios científicos han demostrado que aplicar la vacuna contra la varicela después de la infancia, la misma que se aplica a niños, incrementa la inmunidad contra el virus.
Así pues, lo más recomendable para evitar la aparición de la varicela tardía, es tratar de que el niño la padezca durante la infancia, incluso llegando a forzar el contagio, ya que en comparación con la producida en años posteriores, la varicela infantil resulta bastante inocua.