Cuando un niño está enfermo y es obligatorio hospitalizarlo, se convierte en una situación mucho más complicada que cuando se trata de un adulto. En este caso, tanto para los padres como para el niño es un momento lleno de preocupaciones, dudas, tensión y cambios en la rutina familiar.
Además, el niño se sentirá asustado e indefenso, por lo que necesitará del cariño de sus padres y su entorno familiar más que nunca. Enfermo y en un lugar extraño, es importante que se sienta lo más cómodo y seguro posible, así como que reciba información adecuada a su edad y su madurez.
Debe estar informado
Debemos explicarle a nuestro hijo qué le ocurre, hablarle sobre su enfermedad para disipar cualquier duda o miedo. Si el niño no dispone de información puede llegar a asustarse más de lo necesario, por lo que saber qué le ocurre le hará sentirse más seguro y adaptarse mucho mejor a la situación.
El juego y la lectura son fundamentales
El juego es básico en el desarrollo de los niños, incluso en esta situación, ya que jugando, los niños pueden expresar sus miedos y temores. Podemos explicarle cómo se usa y para qué sirve el material médico a través de juegos y actividades.
Leer cuentos y revistas con nuestro hijo le ayudará a ejercitar la imaginación, ya que el hecho de estar concentrado le ayudará a distraerse de la situación.
Implicarse en la recuperación
Es fundamental que nos impliquemos en los cuidados y la recuperación del niño, por lo tanto, deberemos ayudarle a cambiarse el vendaje, realizar los ejercicios de rehabilitación o simplemente dando un paseo.
Los amigos son importantes
Siempre bajo autorización médica, podremos invitar a algunos amigos de nuestro hijo para que lo visiten en el hospital. De este modo, el niño se sentirá más animado y podrá ver a otras personas, aunque será necesario vigilar que no haya demasiada gente o estén durante mucho tiempo, para que el niño no termine agotado, ya que no debemos olvidar que no se encuentra en plenas facultades.
Las sorpresas nunca sobran
Un pequeño regalo o sorpresa, sobre todo si el niño se encuentra desanimado, será una excelente forma de ayudar a que se anime.
Paciencia y comprensión
Por último, deberemos tener mucha paciencia y tolerancia con el niño, ya que seguramente se sentirá desorientado y triste, además de enfermo. Repercutiendo sobre su carácter o sus costumbres, por lo que necesitará más apoyo y atención de la habitual.