La alimentación complementaria es aquella que precisa el bebé cuando a éste la leche materna ya no le satisface todas sus necesidades. Este tipo de alimentación suele comenzarse a los 6 meses de edad como suplemento a la leche materna.
Se ha de tener claro que la alimentación complementaria no es un sustituyente para la leche materna, sino, como se ha dicho antes, algo complementario. A este respecto, será necesario seguir dando el pecho a demanda e ir complementándolo con diferentes alimentos para que el bebé pruebe nuevos sabores, diferentes texturas, y vaya adaptándose a lo que será su comida para el resto de su vida.
Por ello, algunos consejos a tener en cuenta a la hora de ofrecerle una alimentación complementaria al bebé, responden a las preguntas más frecuentes que se suelen hacen los padres:
¿Qué cantidad debe ingerir?
Nunca se sabe en realidad la cantidad de alimento que precisa el niño, sin embargo, y aunque la leche materna se aconseja dar a demanda, los nuevos alimentos que se le ofrezcan, se le han de ofrecer poco a poco, y si son bien tolerados, aumentar la cantidad del mismo.
Por ello, y en definitiva, como no se sabrá si el bebé precisa de mucha o poca comida para satisfacerse, lo mejor es dejar que el niño sea el que decida cuánto quiere comer.
¿Triturado o en trocitos?
Hasta hace poco, la alimentación complementaria del bebé era ofrecida en papilla para que la textura de ésta fuera similar a la de la leche materna y el niño no notara tanto cambio, pero recientemente ha salido a la luz una corriente denominada Baby-Led Weaning, la cual afirma que es absurdo dar papillas para que luego los bebés tengan que acostumbrarse a una textura semi-sólida, por lo que recomienda comenzar directamente con trocitos.
Sin embargo, esta técnica no funcia con todos los bebés, ya que algunos chuparán o moverán la comida en la boca sin masticarla ni comerla, y otros se atragantarán, por lo que en estos casos, lo mejor será optar por las papillas.
¿Cómo comenzar?
Se ha de seguir un orden a la hora de ofrecer nuevos alimentos, esperando a la edad específica para ello y dejando al menos un día de margen entre alimento y alimento, para comprobar que éste no le provoque ningún tipo de reacción alérgica.
Para evitar sustos a este respecto, lo más aconsejable es ofrecer el nuevo alimento por la mañana y no delegar esta responsabilidad a otras personas, sobre todo si no disponen de medios para llevar al pequeño al hospital si la reacción alérgica se presentara.